15 de marzo de 2009

Una visión del nacimiento de la biopolítica contemporánea.

Por : Ubaldina Díaz Romero.



La presente es una breve reflexión para invitar al análisis de los diversos modos como ejerce la razón gubernamental los controles en la etapa de las sociedades de control.
Comprender estos modos requiere el análisis previo de los mecanismos disciplinarios que han antecedido esta presentación. Al menos como bosquejo, es también necesaria preguntarnos acerca del modo como a partir del siglo XVII de fueron dando las condiciones para la aparición de una noción a veces ambigua, otra veces descontextualizada del homo economicus.
El homo economicus emerge en la historia, no propiamente de la mano de un economista sino de un empirista, Hume. La definición del propio interés como la llave que devela toda acción o comportamiento humano, arranca como polea de la actividad social al mismo tiempo casi que la definición jurídica del sujeto de derechos pero obedeciendo cada una de ellas, a una lógica distinta. Uno va a ser el sentido del análisis de la sociedad y del contrato fundante cuando lo haga el sujeto jurídico y otro el sentido de ello, cuando lo haga el homo economicus.

A partir del análisis de estos modos de concebir la actividad humana, pasando por las doctrinas psicológicas que coadyuvan el uno y el otro, inicia Foucault la disección de los conceptos marco de la organización jurídico-política y socio-económica del mundo social en el que hoy vivimos, durante su curso dictado en el Collége de France en el curso de 1978-1979, desde principios de Enero hasta finales de Marzo. Eran, en total 26 horas de cátedra por año donde al menos la mitad, podía ser dictada en forma de seminarios. No se entregaba ningún título. Por tanto se decía que el profesor no tenía alumnos sino oyentes. Eran cursos libres, donde no se requería inscripción alguna.

Por tanto, cada año los profesores debían haber renovado el contenido de su enseñanza dictando su cátedra con los avances de una investigación original distinta a la del año anterior. El nombre de esta cátedra creada en 1969 por iniciativa de Jules Vuillemin era Historia de los Sistemas de Pensamiento nombre sugerido por el investigador, luego de la muerte de Jean Hippolyte, quien la había regentado tabo el nombre de “Historia del pensamiento filosófico” .De entrada se advierte en este cambio el profundo descentramiento que implicaba para Michel Foucault, sus temas preferentes de investigación.
Siguiendo el esquema metodológico que aborda en estos cursos, introduce el tema indagando por las prácticas que desde el siglo XVIII, hace visibles el liberalismo para la consolidación de sus estrategias de gobierno. Por tanto, no lo sigue como teoría ni cómo ideología. Lo mira como práctica. “El liberalismo debe analizarse entonces como principio y método de racionalización del ejercicio del gobierno. : una racionalización que obedece – y ésta es su especificidad - a la regla interna de la economía máxima” Es claro que asume el pensador francés una noción de práctica entendida como una manera de actuar orientada hacia objetivos y regula por una reflexión continua como nos dirá en siguientes párrafos.

Es así como llega a la afirmación según la cual, se produce un descentramiento a partir del siglo XVII más o menos, cuando ya no se realiza el ajuste del poder, del ejercicio del poder, de conformidad con una idea de verdad, o sabiduría, viniere ésta de donde viniere. Se realiza a partir de entonces, en consideración a una idea de cálculo, de distribución de fuerzas, riquezas o factores de poder. De este modo, se produce un ajuste donde lo que está en línea no es un ajuste a la verdad sino a la racionalidad.

Se instituye allí la práctica de lo podríamos llamar formas de la tecnología gubernamental. Pero para aquella época dicha racionalidad está centrada en la individualidad del soberano. Es ese soberano el que en últimas dirime las cuestiones relativas a controversias entre los gobernados desde su mencionada racionalidad.

Pero desde el avance de las relaciones económicas, dadas las prescripciones del homo economicus ya anotadas, no es el Gobierno ajustado sino a las formas de la racionalidad de los gobernados, que como sujetos de interés satisfacen dichos interés en sus relaciones entre sí, entre sus patrimonios, entre sus instituciones. De tal manera que puede caracterizarse la racionalidad liberal como aquella que busca fundar “el principio de racionalización del arte de gobernar en el comportamiento racional de los gobernados”.

No excluye la identificación de estos modos o tecnologías de la razón gubernamental la presencia de otras. Es común ver que tales formas puedan coexistir frente a otras, para algunos ya superadas. Pero la identificación de esta presencia sólo es posible porque en la investigación que realiza el autor deja de lado, da un rodeo en torno a los cimientos de la teoría política moderna que sustenta la ideología liberal y se pertrecha con interrogantes que permiten hacer emerger la consideración del homo economicus, prioritaria frente al rol históricamente señalado al sujeto de derechos como la conquista primordial del liberalismo en la doctrina estatal.
Esto no significa que en períodos anteriores no se encuentre la utilización de dicha expresión para dar cuenta del hombre productivo. Rastrea en este curso, los elementos de “La riqueza de las naciones” de Adam Smith y de “Ensayo sobre la historia de la sociedad civil de Ferguson”, obra que había sido rápidamente traducida al francés en 1783.Es el interés, el egoísmo económico en el análisis de Ferguson, el móvil predominante en las actuaciones de los individuos aun en aquellos momentos donde no existía propiedad. De tal manera que del salvajismo a la sociedad bárbara, de la sociedad bárbara a la civilizada en todas sus manifestaciones, la sociedad civil en tales modos de darse, ha conocido el homo economicus. La distribución de los recursos aún en ausencia de la propiedad institucionalizada muestra claramente cómo ha existido la sociedad civil en la Historia. Esto es diferente a la interpretación moderna de la sociedad civil como aquella cuya presencia vá más allá de los lazos jurídicos: es la sociedad civil la que actúa, con la configuración de relaciones entre los individuos, más allá de los lazos jurídicos, es la que en perpetua transformación se erige en la articulación de la historia con lo social. Por tanto hay una perenne aparición de nuevas estructuras económicas, nuevas relaciones sociales y nuevas formas de gobierno.

La relectura de la sociedad civil partiendo de un análisis genealógico, permite superar la ominosa aceptación de la distinción Estado vs Sociedad como un universal político que se erija como el modelo para el examen de todos los sistemas concretos. Puede pensarse ella, la sociedad civil en sí misma, como una forma de esquematización propia de una tecnología específica e gobierno.

En este punto es preciso recordar que a este avance que supuso el curso de 1978, le habían precedido los presentados en el año inmediatamente anterior, cuando Foucault realiza la investigación respecto a Seguridad, Territorio, Población. De forma que sus análisis del curso sobre biopolítica ya recogen elementos de aquel.

UNA VISIÓN DEL NEOLIBERALISMO.
En un examen minucioso al modo como fue emergiendo el neoliberalismo alemán, francés y norteamericano, se descubren en detalle las revisiones a la teoría económica clásica. Los vacios de Adam Smith y David Ricardo, al tomar únicamente la variable cuantitativa y el tiempo para su análisis del trabajo, se le opone ahora la idea de Capital Humano, la idea de invertir en la gente, cualificando el desempeño. La tierra, el capital y el trabajo fueron los tres factores en los cuales basaron los clásicos la producción de bienes. Pero el elemento trabajo no fue analizado sino en términos reduccionistas cuando se ligaba al factor tiempo de modo insistente. Cuando en el análisis de David Ricardo el aumento o incremento del trabajo sólo se explicaba por el mayor número de trabajadores dispuestos a trabajar. No podemos olvidar nosotros que sí hubo quienes se preocuparon por el factor trabajo y realizaron un análisis sistemático y profundo de sus connotaciones, diseccionando la naturaleza del capital y los factores de la acumulación capitalista.
Pero ahora, en el análisis planteado por Foucault nos interesa ver de qué modo emergen los elementos que dan consistencia a este estilo de vida, pensamiento y mundo que llamamos neoliberalismo. Desde la década de 1960 aparecen en EE UU textos que promueven la idea de invertir en el capital humano. El modo como ellos han rebatido las elaboraciones de la teoría marxista para desnudar la abstracción del trabajo entendido en términos de tiempo y producto, enajenado de su naturaleza humana, ha sido señalando que no es la lógica del capitalismo la responsable de tal estado de cosas sino la teoría económica elaborada sobre la producción capitalista. En ese sentido, lo que ellos controvierten es la sustancia misma del objeto sobre el cual se realizó el análisis económico desde Adam Smith hasta principios del siglo XX.

Lo que arguyen, se desborda, en el sentido de saltar los límites del dominio de objetos de estudio de la economía política clásica. Han propuesto los neoliberales centrar la atención en las elecciones individuales; dedicar el estudio al análisis de los modos de asignación de recursos escasos a fines que son antagónicos y que no se pueden sustituir el uno al otro. Lo que equivale a decir: hay que estudiar el modo como los individuos asignan dichos recursos escasos a fines que son excluyentes entre sí. En este punto, tendríamos que convenir con aquellos autores que, como el economista inglés Lord Lionel C. Robins señalan que “la economía es la ciencia del comportamiento humano, la ciencia de la relación entre fines y medios escasos que tienen usos que se excluyen mutuamente” A dónde vá a parar M. F. con esta asociación de ideas? A situar que en estos términos la economía ha dejado de ser el estudio o análisis de los mecanismos relacionales entre cosas y procesos y ahora se ha convertido en el análisis de la programación estratégica de la actividad de los individuos.

De este modo, desde la perspectiva del trabajador, se ha reintroducido el trabajo en el análisis económico, pero de una forma que ya no es la fuerza de trabajo disociada de su poseedor la que es objeto de oferta y demanda, como otra mercancía, sino que es el individuo íntegro el que se ha convertido en empresa para sí mismo. Trabajar en el capital humano implica mirar las elecciones del individuo concebido como empresa. He aquí donde la visión capitalista neoliberal retoma las identidades culturales, étnicas y de género que en otro momento habían sido excluidas para incorporarlas a la modulación y control que desde las políticas públicas en torno a la regulación de la natalidad, de las enfermedades, de las relaciones hetero y homo o bisexuales se vá tejiendo como nuevos modos de control que ahora encontramos de legitimados por una aceptación implícita de la variedad de perspectivas y elecciones que es posible encontrar en la sociedad civil. Esta, como ha afirmado antes es anterior a cualquier modelo de pacto social fundado en lo jurídico o en lo político e incluso, en lo económico. Ella se autotransforma continuamente y en esas transformaciones produce para sí misma, el aparato de control adecuado a las nuevas necesidades, a los nuevos modos de gobernabilidad.
IMPACTO.
Indudablemente que la resonancia de los planteamientos foucaultianos,no sólo los referentes a este curso sino aun aquellos de la lejana época de sus investigaciones centradas en el método arqueológico, será notoria, considerable y decisiva para la reorientación de muchos movimientos de minorías para las décadas siguientes a su desaparición. No es posible desconocer la naturaleza de los movimientos de defensores de la libertad sexual, de los defensores de los animales, los partidarios de la no violencia, los y las partidarias de los derechos de la mujer, los partidarios del derecho a la diferencia de culturas y el respeto por éstas. En fin: han sido tantas las referencias en escenarios específicamente contextualizados que no daríamos abasto en nuestro espacio para dar cuenta de ellos.
Pero es importante sí, para lo que nos ocupa, retener como características de estos movimientos que, aunque con lugares específicos de aparición, no es posible decretar la paternidad responsable a sólo uno de ellos. Son movimientos que atraviesan, o ignoran o traspasan las fronteras, no se ligan a las condiciones socioculturales de una determinada o específica sociedad civil, emergen cual rizomas en diversos lugares del planeta. Hallan eco en culturas divergentes, no se ligan por un comportamiento colectivo centrado en la territorialización sino en la desterritorialización. Tales características nos hablan de la potencia que ellos han logrado activar. Pero también nos dicen que ciertamente, al colocar sus demandas en el marco de los derechos, podrán ser rápidamente subsumidos por el sistema y ya dentro de él, disueltos en la gran red de relaciones que los individuos tejemos en el campo social. Han de ser neutralizados gracias a su inserción en planes de políticas públicas dirigidas a la salud, el recorte de sus libertades desde la perspectiva de sus propias elecciones. La Biopolítica no sólo funciona como forma reguladora presente de la conducta social, sino también como esquema que permite ampliar las posibilidades de gobierno futuras para dar paso a la supervivencia de una idea de llevar a la humanidad a lamáxima expresión de sí misma, a través de la implementación de tecnologías selectivas aplicadas al control de la natalidad, de los matrimonios, de las enfermedades, como conviene a la mejor noción de cuidado de la población que puede formarse el mejor Gobierno, es decir, en términos neoliberales, aquel que “no gobierna demasiado” , que le deja las elecciones a los individuos. (Genética).
“Hacer vivir y dejar morir
Seminario sobre biopolítica
Coordinadores: Sonia Arribas, Javier Ugarte y Germán Cano
Los análisis sobre la biopolítica concluyen que el poder, en Occidente, se basa en el
gobierno de una población de la que extrae los mayores beneficios, tanto políticos como
económicos, y en la dirección de la conciencia de los individuos para que comprendan
las ventajas de esa administración. La biopolítica se esfuerza tanto por incrementar la
productividad de los sujetos como la aceptación de los principios que sostienen el
gobierno. Es una forma de racionalidad que confía en que al potenciar la vida, más sus
capacidades que su número, se pueden desarrollar las facultades de conocimiento
(ciencia) y poder (tecnologías). De este modo, el gobierno alcanza sus objetivos. Las
ventajas económicas que se obtienen del dominio de formas de vida vegetal y animal,
gracias a la ingeniería, serían un fenómeno secundario respecto al político, puesto que
tiene más relación con las tecnologías de biopoder que con los instrumentos de la
biopolítica.
Frente a la tradicional política de anexión y colonización de territorios, en la actualidad
se busca gobernar la voluntad de los ciudadanos, al tiempo que se cultiva su
preparación, más que el crecimiento numérico de la población. Esto supone la ruptura
con concepciones anteriores que hacían del acto de matar, de ejecutar públicamente, una
manifestación de soberanía. O, de forma paralela, implica el abandono de la conquista y
colonización de nuevos territorios. Desde el siglo XVIII se trata de algo distinto, del
proyecto de gobernar la vida entera, desde sus ritmos de crecimiento (fertilidad,
nupcialidad, natalidad y mortalidad) hasta la actividad de cada individuo, tanto en sus
horas de trabajo como en las de ocio.
La biopolítica es un campo de análisis que está dando sus primeros pasos en España”.

Pensar la biopolítica supone entonces pensar el modo como se ejerce la racionalidad gubernamental: las estrategias integradas como políticas públicas de sanidad, de reconocimiento, de inclusión.

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Estado contemporáneo del debate Neoliberalismo -Socialismo - Comunitarismo

Las terceras vías son en este momento alternativas recurridas a lo largo y
ancho de nuestra vivencia de los acontecimientos del siglo. Décadas atrás hemos
visto surgir diferentes tendencias que agrupan de modos particulares aquellos
elementos que en el pasado más lejano estuvieron privativamente asociados
de manera íntima al discurso de la economía política capitalista o al discurso
de los simpatizantes del sistema socialista.

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